jueves, 23 de julio de 2015

La muerte, la conciencia y la verdad. Fin.

De la búsqueda de la verdad concluí que no existe tal, sin embargo hay una certeza que modela todo lo previo a ella. La muerte es el punto final que cambia el sentido de todo lo anterior; de la vida. Y de muertes hay más que físicas, pues, aristotélicamente hablando, todo cambia y, entonces, todo acaba, todo muere. Es preciso tener presente, para no confundirnos ni con pasados ni futuros, que todo es pasajero y eso no cambia nada, salvo en la conciencia, que es donde la muerte hace acto de presencia, el resto sigue igual: la materia no se crea ni se destruye. Está en el darse cuenta.
Perdóname que sea tan sincera, pero no pretendas poseer nada más que este momento, que todo lo demás se lo lleva la corriente. La seguridad de un abrazo dura lo que alcanzan los cuerpos a plegarse. No supongas por ello que son falsos, es sólo que las verdades duran sólo un instante.

La manzana de Eva y la culpa de las mujeres


La manzana de Eva no está en la garganta.
Se lleva en los pezones, la vergüenza, el pecho
oculto entre siete velos y la espalda encorvada
sobre el peso del pecado que se cae al frente.
Se lleva en el nacimiento,
al principio.

Es verde. Como tierra de mujeres,
el campo y sus hijos, que no dejan de parir
frutos de árboles prohibidos.
Roja. Como la mancha entre nuestras piernas,
el clítoris hinchado y las mejillas sonrosadas.
Dulce, como la salvia en la piel exhausta.

La vívora anida entre los labios femeninos
se desliza desde dentro y devora
seductora, lame a los Abeles
y de ella el veneno es verbo,
el principio.

miércoles, 29 de abril de 2015

Escribir para después


Siempre que me leo me sorprendo y pienso que nunca voy a volver a escribir algo tan hermoso como lo que he escrito antes. Es una especie bien torcida de narcisismo. Me encanta leer las páginas de mi pasado, de mi puño y letra hasta emocionarme a las lágrimas. Me encanta auto-inducirme la nostalgia y renegar del presentefuturo con sus infinidades, aunque guardo la secreta certeza de que siempre seguiré escribiendo algunas líneas burdas que, después, y sólo después, me parecerán hermosas -estas mismas, por ejemplo-. 


Hoy día, comentando con una amiga, me acordé de fotolog. "Me gustaba tanto porque podía escribir mucho", siempre escribía mucho, aunque me comentaran 'sluds rose' los que no se dieron la molestia de leer. Me pregunto: para qué audiencia tanto escribía, para qué audiencia sigo escribiendo y qué comité de censura ya no me deja ''escribir mucho''. La respuesta fascinante que se me abre recién hoy, tras años, es que siempre escribo para mi yo futura. La eterna pregunta por el sentido se advierte relativamente contestada: escribo, para leerme con ternura vieja y compartirme con un poco de vergüenza. 
"Scribo ergo sum", fue mi lema, y me hace un poco más de sentido. Escribo para creerme que fui. 

martes, 24 de marzo de 2015

Del amor y el orgullo

Yo no soy cazadora de pajaritos
Me gusta cuando aletean en mis hojas
y se me posan en las ramas
Cuando el magnetismo de mi tierra los baja del aire
Pero no tengo alma de jaula

sábado, 21 de marzo de 2015

Lectora incógnita de escritora escondida


Para variar, y para seguir el espíritu feminista que me anima, voy a escribir de una mujer.
No la conozco, la verdad. La he visto un par de veces, la he leído mil. Si hablamos, nunca me atreví a confesar que sus historias escondidas eran mi lectura favorita para llorar cuando tengo necesidad de nostalgia. Es psicopateo, en realidad: ya nadie visita los blogs de nadie, pero a veces, cada cierta cantidad de meses, me acuerdo y me hundo en su tiempo, lleno de una tristeza pesada, porque es cotidiana. Se siente en su texto un aire denso, de realidad insoportable, y todo lo que me esfuerzo en hacer pasar por irrelevante me da una pena insondable. La admiro y la envidio, porque no puedo ser tan hermosa y triste, tan melancólica y con tanta dramaturgia armar escenarios de pena, de fealdad y de olvido, siendo tan feliz, tan bella y popular. Tiene una vida de letras desolada que no se condice la de verdad, llega a ser injusto. Pero es mi favorita porque cuando necesito sentirme horrible siempre tiene algo escrito para mí, aunque no tenga idea.