miércoles, 29 de abril de 2015

Escribir para después


Siempre que me leo me sorprendo y pienso que nunca voy a volver a escribir algo tan hermoso como lo que he escrito antes. Es una especie bien torcida de narcisismo. Me encanta leer las páginas de mi pasado, de mi puño y letra hasta emocionarme a las lágrimas. Me encanta auto-inducirme la nostalgia y renegar del presentefuturo con sus infinidades, aunque guardo la secreta certeza de que siempre seguiré escribiendo algunas líneas burdas que, después, y sólo después, me parecerán hermosas -estas mismas, por ejemplo-. 


Hoy día, comentando con una amiga, me acordé de fotolog. "Me gustaba tanto porque podía escribir mucho", siempre escribía mucho, aunque me comentaran 'sluds rose' los que no se dieron la molestia de leer. Me pregunto: para qué audiencia tanto escribía, para qué audiencia sigo escribiendo y qué comité de censura ya no me deja ''escribir mucho''. La respuesta fascinante que se me abre recién hoy, tras años, es que siempre escribo para mi yo futura. La eterna pregunta por el sentido se advierte relativamente contestada: escribo, para leerme con ternura vieja y compartirme con un poco de vergüenza. 
"Scribo ergo sum", fue mi lema, y me hace un poco más de sentido. Escribo para creerme que fui. 

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