¿Qué es el amor? ¿Despertar a diario pegado a su cuerpo o no
haber conciliado el sueño pensando en cómo sería tener entre los dedos una sola
hebra de su pelo? Qué ridículo círculo transitar de lo segundo a lo primero, para, entonces, querer lo segundo de nuevo. Ay, qué ganas de fundir los niveles, o no
verlos. Qué ganas de no haberme hecho
tan tonta: tengo el péndulo en equilibrio, y lo perturbo.
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