Sé pocas cosas y creo todavía menos, lo cual es contradictorio, porque, en realidad, a falta de saberes, creo. Creo, por ejemplo, que sólo sabemos creencias, y que "en realidad" es algo que no se puede saber.
[Por lo pronto, conjeturo que el incienso de rosas huele a magia -y las rosas, también las rosas- y que la luna es azul no sólo de tres a siete veces por milenio (los metales lo atestiguan)]
La mente cree que sabe, y sabe que cree. No es un sólo un juego de palabras, medítelo.